La rayuela, ese juego de nuestra infancia, se convirtió en la metáfora que guió el segundo encuentro del Ciclo #OndaExpansiva, titulado Innovar en la evaluación para potenciar los aprendizajes, y nos invitó a jugar mientras reflexionamos y aprendemos. El recorrido estuvo guiado por Gachy Cappelletti, del equipo de gestión de Eutopía, y contó con los aportes de los especialistas Rebeca Anijovich y Carlos Magro, quienes aportaron su mirada sobre la experiencia de transformación escolar que Verónica Weisberg y Ana Williams, directora y coordinadora pedagógica de la Escuela Primaria «Puerta Abierta”, presentaron durante el encuentro.
En este viaje, exploramos diferentes caminos y estrategias mientras avanzamos juntos en cada casilla. Cada salto que dimos nos invitó a intercambiar ideas y perspectivas sobre la evaluación, a través del chat contamos con la participación activa de los participantes. Al igual que en la rayuela, la evaluación formativa no busca una casilla final, sino disfrutar y valorar el proceso de aprendizaje.
¡Comenzamos! En el primer casillero, la experiencia de la escuela Puerta Abierta nos invita a reflexionar sobre los desafíos que surgen en los inicios. Cuando nos preguntamos ¿Qué es evaluar?, nos permitimos repensar el sentido de nuestra práctica docente y, en este caso, de la evaluación educativa. Rebeca, citando a Laurence Cornu, nos habla de la confianza en las relaciones pedagógicas. La confianza puede ser en el pensamiento, en la comunicación de las ideas y en la posibilidad de acción. La fortaleza, el impulso para seguir, fue construir una cultura de la pausa, de tiempo dedicado a la reflexión. Este proceso vino acompañado de la osadía de animarse a avanzar, para eso fue fundamental articular distintas miradas del cuerpo docente para construir una mirada en común, un cambio profundo en las creencias. En definitiva, cambiar la evaluación conlleva a un cambio de paradigma en la educación.
Damos un salto más para adentrarnos en la importante tarea de involucrar a la comunidad en el proceso de evaluación. ¿Cómo podemos comunicar de manera efectiva los procesos evaluativos? ¿Qué espacios podemos crear para que la evaluación sea significativa? Al igual que las reglas del juego deben ser claras, la forma en que transmitimos las expectativas y utilizamos herramientas adecuadas permite que el proceso sea transparente. Carlos Magro comparte una reflexión valiosa: la evaluación es una parte integral del proceso de aprendizaje, no puede haber enseñanza sin evaluación. Para lograr una transformación en las prácticas, es necesario contar con la participación de toda la comunidad educativa, ya que implica un cambio cultural en su conjunto.
Acercándonos al final, nos adentramos en la autoevaluación, nutriendo la curiosidad, el pensamiento crítico y la autorreflexión. Fue una forma de visualizar y dar cuenta de los aprendizajes desde el cuidado y acompañamiento del otro. La evaluación tradicional se ha concentrado en lo que no se logra, en lo que falta, pero en las propuestas de autoevaluación construimos vínculos de confianza en el propio proceso, nos ayudan a fortalecer la autonomía y autorregulación de los estudiantes invitando a la reflexión sobre lo aprendido.
Sabemos que siempre habrá piedras en el zapato, por eso le pedimos a los especialistas y participantes que nos compartieran tres pistas que ayuden a las escuelas que quieren animarse a la transformación educativa. Como el diálogo fue tan fructífero, surgieron muchas más que tres:
- Articular miradas para encontrar un punto en común. Las prácticas de enseñanza y evaluación no se transforman desde el salón de clase, necesitamos hacerlo colectivamente porque implica transformar la cultura escolar. Es fundamental construir una cultura basada en el trabajo en equipo y en la construcción de consensos.
- Fomentar la confianza con las familias es crucial. ¿Cómo podemos lograrlo en una escuela de puertas abiertas? Es importante generar espacios de diálogo y estrategias que nos acerquen y brinden transparencia sobre lo que sucede en el proceso de enseñanza y aprendizaje en la escuela. De esta manera, construimos puentes de comunicación que fortalecen la relación entre la comunidad educativa y las familias, creando un entorno colaborativo y de apoyo mutuo.
- Desterrar la obsesión por las notas numéricas y dedicarle tiempo al verdadero aprendizaje, a ese que perdura en el tiempo, que abre camino a otro nuevo, ese que despierta interrogantes y ganas de seguir aprendiendo.
- Generar espacios de diálogo, retroalimentación y autoevaluación para involucrar a los estudiantes en su propio proceso educativo.
- Articular entre los diferentes niveles educativos y en la importancia de generar condiciones institucionales propicias para promover cambios en la evaluación.
- Uno de los fallos es la prisa. Los tiempos y las pausas son clave, al menos de la reflexión con el equipo docente en pensar nuevos instrumentos y estrategias de evaluación.
- Valorar la currícula. Hay un espacio de posibilidad mucho mayor de lo que suponemos. Tenemos el desafío de no quedarnos solo en la crítica de los instrumentos que tenemos, y animarnos a transformar la evaluación, porque la posibilidad de acción está.
La manera que tenga yo de evaluar, será la manera que tienen mis alumnos de aprender. Es mejor priorizar contenido y centrarse en los grandes procesos que habilitan la metacognición y la autoevaluación
Así como la gota en el agua crea una expansión que transforma su entorno, el encuentro hace eco en la comunidad educativa, invitando a la reflexión sobre la evaluación educativa e impulsando cambios y perspectivas en el campo de la educación. Avanzamos en un camino que nos permite saltar en los diferentes casilleros para llegar de la tierra al cielo en nuestra rayuela, para construir juntos una evaluación que promueva habilidades para potenciar los aprendizajes de nuestros estudiantes.
Si no tuviste la oportunidad de presenciar el Diálogo 2: Rebeca Anijovich + Carlos Magro | Innovar en la evaluación, puedes verlo en el canal de YouTube de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
