El montaje como herramienta de construcción de sentido

Quienes impulsamos Eutopía solemos utilizar muchas metáforas para contar lo que hacemos. En el Episodio 1 del ciclo “La escuela se reinventa”, Mariana Maggio nos regaló la metáfora de ensamble. Porque nos permite pensar la escuela que viene como una construcción colectiva que entrama aspectos humanos, educativos y artísticos, una obra que se produce colectivamente. En el Episodio 2 Rebeca Anijovich, Especialista invitada que nos acompañó desde loso inicios, nos trae la de montaje. En esta nota les contaremos más acerca de cómo esta metáfora nos permite diseñar experiencias de aprendizaje y de enseñanza para el presente y para el futuro.

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Una vez más, queremos agradecer a las más de 1500 personas que participaron de la transmisión en vivo. En esta ocasión, se conectaron colegas educadores de las 24 jurisdicciones de la Argentina, y también de países como Uruguay, Colombia, Brasil, México y Chile. Esto nos abre un horizonte de esperanza, porque nos demuestra que Eutopía es parte de un movimiento social que está impulsando diálogos constructivos que nos invitan a pensar la escuela de cara al futuro.

Este episodio ha sido muy importante para toda nuestra comunidad, porque lanzamos nuestro libro “El camino de Eutopía, la aventura de la transformación educativa”, que relata la experiencia de las primeras dieciséis escuelas que emprendieron el camino de transformación de la cultura escolar, en la voz de sus protagonistas.

Esperamos que este libro permita que el modelo de transformación que co-construimos a lo largo de nuestros primeros tres años llegue e inspire a educadores de diferentes regiones y contextos. Este libro es una invitación a un viaje apasionante por la innovación educativa posible y real, pero también es una experiencia de construcción colectiva. Ojalá podamos ofrecerles a nuestros estudiantes la posibilidad de imaginar esa escuela que viene, para que el futuro no sea algo que se nos impone, sino que se construimos en conjunto”, afirmó Luciana Alonso, directora de la Alianza que impulsa Eutopía.

Graciela Cappelletti, Consultora de Eutopía, también afirmó que la idea de crear un libro con estuvo presente desde el primer día. “En estos años fuimos documentando el proceso de para que quienes lo leyeran tuvieran la oportunidad de reconstruir lo que hicimos con las escuelas, a través de las voces de sus protagonistas. Nuestra intención es que el modelo de cambio pueda ser compartido con toda la comunidad”.

Los invitamos a recorrer este camino juntos. Pueden descargar el libro gratuitamente, haciendo clic en este enlace: https://bit.ly/descargarLibroEutopía. Compartimos además el video de lanzamiento del libro, para que puedan escuchar a los protagonistas.

“Volver a pensar las clases. ¿Qué es enseñar hoy?”

La presentación de Rebeca Anijovich se basó en dos ideas centrales: a) la del estudiante como protagonista y b) el diseño de clases. En relación con la primera, hizo foco en el sentido de los aprendizajes, mientras que en la segunda parte trabajó con las nociones de narrativas y de metáforas.

¿Por qué partir del estudiante como protagonista? “Este modo de entender al estudiante va más allá de considerarlo un sujeto activo”, subrayó. Se trata entonces de reconocerlo como sujeto en un contexto, como portador de una trayectoria escolar, con intereses variados, habituado hoy a manejarse con lenguajes multimediales, y aprendiendo mucho por fuera de la escuela.

Si bien la caracterización podría ampliarse, Rebeca afirmó que aún queda un importante camino por recorrer para que los estudiantes puedan desarrollar autonomía para tomar decisiones vinculadas a sus aprendizajes. Hablamos de la capacidad de planificar, organizar, seleccionar procedimientos y recursos, gestionar sus tiempos, autoevaluarse y también de tener conciencia de sus debilidades y fortalezas como aprendiz. Según su mirada, el desarrollo de la autonomía es una deuda que tiene la escuela y que, en este contexto de aislamiento, aparece como una necesidad, dado que los y las docentes no podemos estar al lado de nuestros estudiantes para acompañarlos.

En este momento, es importante involucrar a las y los estudiantes desde sus capacidades para colaborar, conectarse con los demás, crear productos, programas, soluciones innovadoras y ponerlas en práctica en el mundo real. Ellos ya están participando de este tipo de producciones fuera de la escuela. El desafío es, entonces, que ese estudiante protagonista esté también dentro de la escuela”, explicó.

El aprendizaje surge de las preguntas que se formulan y del sentido que los estudiantes le dan a ese proceso. Surge, además, de las experiencias que transitan, de las interacciones con otros, de sus modos de intervenir en el entorno y también la posibilidad de hacer visible su aprendizaje. En este sentido, Rebeca retomó las ideas de Seymour Papert, quien afirmaba que “las mejores herramientas educativas no son las que ayudan al docente a enseñar, sino las que ayudan al estudiante a crear”.

En este momento tan singular que estamos atravesando, promover que los estudiantes estén creando nos permitiría que estén más conectados su proceso de aprendizaje y de ese modo sostener la continuidad pedagógica”, agregó.

Enseñar en la incertidumbre

Pensando en cuáles son los cambios que podemos promover desde las prácticas de la enseñanza, para acompañar el rol del estudiante protagonista, Rebeca nos desafió a renunciar a pensar que existe un método único de enseñanza. Si tomamos como ejemplo el contexto de aislamiento, surgen las preguntas sobre cuál método, plataforma o estrategia utilizar, como si hubiera una mejor que otra.

Para romper con esa idea del “mejor método”, nuestra especialista invitada nos invitó a priorizar y partir de experiencias significativas que permitan multiplicidad de sentidos. Como docentes podemos ayudar a construir esos sentidos y también podemos utilizar varios dispositivos para hacerlo.

Se agregan, además, dos grandes desafíos, dos ideas fuerza que nos están atravesando en estos momentos -y que vienen atravesando los procesos de cambio-: la incertidumbre, es decir cómo convivir con la falta de respuestas certeras, y cómo convivir con la diversidad. “Esto es lo que Eutopía está intentando hacer. Celebro la incertidumbre y la diversidad”, aseguró.

Es ante estos desafíos que debemos preocupamos por pensar en cómo diseñar la enseñanza. Los hilos visibles de ese diseño son la construcción narrativa y la configuración de la experiencia, pero son parte de una trama que puede configurarse de modos diversos. En este sentido, los procesos de planificación resultan centrales, no sólo en cuanto a los objetivos de aprendizaje, sino para la construcción y la configuración de un diseño de clase que provoque procesos de pensamiento que desafíen a nuestros estudiantes.

Para Rebeca, diseñar este tipo de experiencias de clase requiere no sólo de renunciar a la pauta dominante y lineal, sino además crear nuevas rutas e intersecciones para aprender. Al mismo tiempo, remarcó la importancia del inicio de la clase. Bruner afirma que “es necesario enseñar mejor para que se aprenda mejor”, y que “las mejores situaciones de enseñanza deberán considerar ambientes que favorezcan la predisposición de los estudiantes a explorar alternativas”.

Cuando nos posicionamos al inicio de la clase sabemos cómo queremos desafiar a nuestros estudiantes y qué aprendizajes queremos que logren, pero no sabemos exactamente cómo va a transcurrir. El inicio de la clase es una primera aproximación al objeto de conocimiento que permite recuperar los saberes previos, desafiarlos y al mismo tiempo que traigan el “sentido común”. Por eso es fundamental proponernos desafíos que marquen un desequilibrio, una incomodidad, y que nos inviten a hacernos preguntas: qué enseñamos, cuál es la complejidad constitutiva, qué es lo sustantivo, si existen perspectivas en conflictos, qué tiene sentido enseñar hoy, etcétera. Todas estas preguntas nos invitan a pensar, diseñar, esbozar borradores para pensar en cómo queremos que sea esa experiencia de clase.

Condensar para expandir sentidos

Un ejercicio que podemos utilizar para imaginar nuevos modos de diseñar nuestras clases es partir de metáfora. Algunas de estas son:

  • Dar clase con la boca cerrada
  • El alumno propone y el maestro ¿cómo dispone?
  • La clase como escenario
  • La clase sin aula
  • Navegar mar adentro
  • La clase anfibia
  • La clase puente

Rebeca se enfocó en “la clase como montaje”, en tanto proceso de edición para ordenar los planos y secuencias de una película. Su propuesta se basa en que el montaje puede cambiar totalmente el sentido de la película y por lo tanto su mensaje. Advierte también que el montaje puede ser artificioso y no favorecer la creación de narraciones potentes que interpelan a los estudiantes.

El montaje no es sólo una acción técnica, sino que es una acción reflexiva que se propone construir sentido, sabiendo que cuando esa película se ofrece a los espectadores, ese sentido se construye nuevamente. Pensar la clase como montaje, nos hace revisar su diseño de un modo no lineal con muchas alternativas de montaje”, explicó.

Para finalizar su exposición, Rebeca abordó tro modo de abordar la clase: la narrativa. La narración ofrece una importante forma de pensamiento y es un vehículo relevante para la creación de significados. Los relatos que construimos y compartimos ofrecen mundos alternativos y también la capacidad de encontrar un sentido.

Si pensamos en cómo diseñar una clase como narrativa podemos partir de historias narradas o vividas, por ejemplo, a través de casos o problemas, retos, preguntas potentes, que resulten socialmente significativas y cognitivamente desafiantes para nuestros estudiantes. Las historias las podemos contar de muchas maneras y a través de diversos tipos textuales.

Rebeca trajo las palabras de Denise Najmanovich, quien afirma: “El desafío de la contemporaneidad es el de la convivencia con la incertidumbre y la diversidad. Para aceptar este reto el pensamiento complejo no puede restringirse, admitir fronteras infranqueables o métodos a-priori. Es preciso saltar las alambradas conceptuales creadas por las disciplinas modernas – regidas por la pretensión metódica – y abrir un espacio de pensamiento multidimensional capaz de producir sentidos ricos y fértiles, pero no garantizados ni absolutos”.

Esto es lo que Eutopía está intentando hacer. Celebro la incertidumbre y la diversidad a la hora de pensar y diseñar las clases de hoy”, concluyó.

Potenciar los diálogos

Queremos concluir esta nota, compartiendo con ustedes algunas de las preguntas que fueron surgiendo durante la presentación de Rebeca, y también algunas respuestas para seguir reflexionando.

¿Cómo sería este nuevo modelo de planificación por montaje?

No sería lineal, ni sería sábana. Usaría un modelo similar al de un mapa mental/conceptual o una red de ideas. No se trata de poner en un papel lo primero que se me ocurre, sino de plantear algunas preguntas sobre el propósito de la enseñanza o la pregunta acerca de qué vale la pena enseñar hoy. Estas preguntas han cobrado un sentido muy particular en el contexto de la pandemia, sobre todo cuando aparece un temor por perder “contenidos” durante el tiempo de aislamiento. Hay que pensar en cuáles son los desafíos que queremos proponer a los estudiantes, cuál es rol protagónico que van a ocupar nuestros estudiantes, qué capacidades queremos fortalecer. También hay que revisar cuáles son los contenidos curriculares acompañan. Con este borrador podemos compartirlo con los estudiantes para que ellos se apropien de ese recorrido y sean conscientes de los avances que realizamos juntos.

¿Cómo motivar a las estudiantes?

Como decíamos anteriormente, un punto de partida es incluir sus miradas en la planificación de la clase, aun cuando puede genera una gran incertidumbre en aquellos docentes que tenemos una tradición de planificación distinta. Por eso es importante pensar en cuáles son nuestros propósitos de aprendizaje. Tenemos que presentar una planificación abierta que, una vez finalizado el recorrido, pueda contar con análisis de aquello que funcionó y aquello que no, etc.

¿Cómo podemos orientar a los docentes para trabajar de este modo?

Es importante que podamos trabajar de manera integrada las diferentes áreas disciplinares, por proyectos, partiendo de preguntas, antes que de una lista de contenidos a abordar. Pero hay muchos modos de abordar el trabajo por proyectos, y en ocasiones suele estar muy predefinidos. Esto evita que se produzcan desvíos o nuevas intersecciones. Yo sugiero iniciar con una pregunta potente que pueda llegar a las preocupaciones e intereses de los estudiantes. Esto permite a los equipos directivos tener la oportunidad que sus docentes estén pensando el modo de enseñar en pos de un objetivo colectivo, pero desde sus áreas disciplinares. Ahí hay una buena puerta de entrada.

¿Qué obstáculos tenemos en la Argentina para revisar los Diseños Curriculares desde una mirada interdisciplinaria que habilite el protagonismo de los estudiantes?

Los diseños curriculares son orientadores. Tienen el propósito de compartir ideas comunes entre las jurisdicciones y escuelas. Tenemos toda la capacidad de intervenir, interpretar, articular. Eso depende de nosotros. A veces es más fácil atarse a lo que dice el diseño curricular para escapar de la incertidumbre, y eso es entendible, pero el curriculum está para orientar. Tenemos que usarlo para agregarle y conectarlo de la forma que creamos más adecuada para nuestros estudiantes.

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